El cielo es mi único límite♥.

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Espero que te guste todo lo que leas en este blog, porque es mi pequeño espacio. Iré publicando todas las novelas que escriba o adapte, y también iré creando posts parecidos a los de Tumblr.
{Belieber&Directioner} Si eres un hater, puedes volver por donde has venido, no creo que aquí haya nada que te interese.

miércoles, 4 de enero de 2012

Química Perfecta {10} «Adaptada»

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Sólo disponemos de media hora en el gimnasio. Mientras me pongo la ropa de deporte, pienso en lo que ha ocurrido en el despacho de Simons. La señora Peterson nos ha culpado de lo sucedido tanto a Justin como a mñi. Justin Bieber está echando a perder mi último curso nada más empezar.
Mientras me subo los shorts de gimnasia, el sonido de unos tacones me advierte de que no estoy sola en los vestuarios. Me cubro el pecho con la camiseta y veo aparecer a Alice Tomlison. ¡Oh Dios mío!
— Debe de ser mi día de suerte — dice mirándome fijamente, como un puma dispuesto a atacar. Aunque los pumas no tienen el pelo moreno, liso y largo… sí que tienen garras. Y las garras de Alice están pintadas de color rojo.
Se acerca a mí. Siento el impulso de dar un paso atrás. En realidad, lo que me gustaría es echar a correr. Pero no lo hago básicamente porque creo que me seguiría de todos modos.
— ¿Sabes? — añade con una sonrisa malvada — Siempre me he preguntado de qué color sería el sujetador de _____ Ellis. Rosa. Te va que ni pintado. Apuesto a que te ha costado tanto dinero como lo que te cobraron por teñirte el pelo.
— No has venido aquí para hablar de sujetadores, Alice. — Trago saliva con fuerza — Sino para pegarme.
— Cuando una lagartona se insinúa a mi hombre, me sale mi lado territorial.
— No estoy interesada en tu hombre. Ya tengo uno.
— Venga ya. Las chicas como tú quieren que todos los tíos pierdan la cabeza por ellas, así podéis disponer de ellos cuando os apetezca. — Añade cada vez más furiosa. Estoy metida en un buen lío. — He oído que vas criticándome por ahí. Crees que lo eres todo, señorita engreída. Veamos qué cara se te queda cuando te deje el labio partido y el ojo morado. ¿Vendrás al instituto con una bolsa de basura sobre la cabeza? ¿O te quedarás encerrada en tu enorme casa y no saldrás nunca?
No aparto la vista de ella mientras sigue acercándose. La miro fijamente. Alice tiene claro que para mí la imagen que doy lo es todo, y a ella le da igual que la expulsen… o que la echen definitivamente.
— ¡Contestame! — Grita, y me da un empujón en el hombro, que acaba impactando contra la taquilla que esta situada a mi espalda.
Creo que no la estaba escuchando, porque no tengo ni idea de qué he de responder. Si regreso a casa amoratada o con señales de haber estado en una pelea, las consecuencias serán desastrosas. Mi madre se pondrá echa un furia, y empezará otra vez con lo de ingresar a Shelley en algún centro. Cuando hay ago de tensión en mi casa, mis padres siempre hablan de mandar a Shelley a algún sitio. Como si, por arte de magia, todos los problemas de los Ellis fueran a desvanecerse en cuanto Shelley desapareciera.
— ¿No crees que el entrenador vendrá a buscarme? ¿Quieres que te expulsen? — Pregunto intentando ganar algo de tiempo.
— Me importa muy poco que me expulsen — dice entre risitas.
No parece haber funcionado, aunque merecía la pena intentarlo.
En lugar de encogerme de nuevo junto a la taquilla, me enderezo. Alice intenta empujarme otra vez por el hombre, pero esta vez me las arreglo para apartarle el brazo de un manotazo.
Estoy a punto de enzarzarme en mi primera pelea. Una pelea en la que seguramente saldré perdiendo. El corazón me late con fuerza, como si fuera a salirme del pecho. Me pregunto si puedo disparar la alarma de incendios para librarme de ella, como he visto alguna vez en el cine. Pero, por supuesto, aquí no hay ninguna cajita roja de esas cerca.
— Alice, déjala en paz.
Ambas nos volvemos hacia el sonido de una voz de chica. Es Elisabeth. Una ‘’no amiga’’. Pero una no amiga que acaba de evitar que me partan la cara.
— Eli, no te metas en mis asuntos — gruñe Alice. Elisabeth se acerca a nosotras. Lleva el pelo recogido en una alta cola de caballo que se balancea a medida que camina.
— No le pongas la mano encima.
— ¿Por qué no? — pregunta ella — ¿Acaso crees que seréis amigas del alma ahora que estáis juntas en esa estupidez de las animadoras?
Eli apoya firmemente las manos en las caderas.
— Estás demasiado enganchada de Justin, Alice. Esa es la razón por la que te comportas como una loca.
Al escuchar el nombre de Justin, Alice se pone rígida.
— Cállate, Eli. No tienes ni idea.
Ella dirige toda su rabia contra Elisabeth y se pone a chillarle como una fiera. Eli no se siente intimidada, a pesar de que es bajita, y puede que pese menos que yo. Por eso me sorprende que se enfrente a Alice.
El entrenador aparece detrás de Alice.
— ¿Estáis dando una fiesta y no habéis invitado al resto de la clase?
— Estamos charlando un poco. — Dice Alice sin sobresaltarse en absoluto, y actuando como si fuéramos tres amigas pasando el rato.
— Bueno, pues os sugiero que charléis después de clase. _____ y Elisabeth, uníos al resto de vuestros compañeros en el gimnasio. Señorita Tomlison, vaya donde se suponga que debería estar ahora.
Alice me señala con su uña pintada de rojo.
— Nos veremos después — me advierte, y sale de los vestuarios.
— Gracias — le digo en voz baja a Elisabeth.
Ella me responde con un asentimiento de cabeza.

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