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miércoles, 4 de enero de 2012

Química Perfecta {4} «Adaptada»

~ Justin ~

Sabía que en algún momento del curso acabaría en el despacho del nuevo director del instituto, pero no esperaba que ocurriera el primer día de clase. Había oído que la inflexible personalidad que el director Simons demostró en el instituto Milwaukee le había hecho ganarse el puesto en Fairfield.
Alguien debe de haberme señalado como cabecilla, porque es mi trasero el que está sentado aquí en lugar de otro American Blood. De modo que aquí estoy. Me han hecho salir de clase de gimnasia para que Simons pueda advertirme sobre las estrictas normas del instituto. Puedo percibir que está tanteándome, preguntándose cómo voy a reaccionar ante sus amenazas.
— … y este año hemos contratado a dos guardias de seguridad a jornada completa, que van armados, Justin.
Me mira fijamente, intentando intimidarme. Sí, de acuerdo. Ahora mismo podría decirle que aunque él sea canadiense como yo, no tiene ni idea de cómo funcionan las cosas en nuestros barrios. Ahora le oigo divagar de donde creció, rodeado de pobreza, como yo. Es probable que nunca haya pisado la zona de la ciudad en la que vivo, ni siquiera en coche. Tal vez debería ofrecerle un tour turístico.
Se planta ante mí.
— He prometido al superintendente, así como al comité, que me encargaría personalmente de detener la plaga de violencia que se ha extendido por este instituto los últimos años. No dudaré en expulsar a cualquiera que no respete las normas del centro.
No he hecho nada. Aparte de divertirme un poco con la diva de las animadoras… y este tipo está hablando de expulsión. Quizá sepa que ya me expulsaron el año pasado. Aquel incidente hizo que me echaran a patadas durante tres días. No fue culpa mía, o bueno… no del todo. Paul tenía la estúpida teoría de que el agua fría no afecta del mismo modo a los pijos que a los American Blood. Nos pillaron en la sala de calderas, mientras discutía con él después de que hubiera apagado los calentadores de agua.
No tuve nada que ver con eso, pero me culparon. Paul intentó decir la verdad, pero no le hicieron ni caso.
Es obvio que ____ Ellis es la responsable de que me encuentre hoy aquí. Es evidente que el idiota de su novio nunca acabaría en el despacho de Simons. Ni hablar. Él es un jugador de fútbol idolatrado. Incluso si decidiera saltarse las clases y le diera por pelearse con los demás, es probable que Simons siguiera haciéndole la pelota. Colin Adams no deja de provocarme porque sabe que siempre se sale con la suya. Cuando estoy a punto de ir a por él, encuentra el modo de escapar o salir corriendo hacia donde están los profesores… Profesores que no esperan otra cosa que el momento oportuno para fastidiarme.
Uno de estos días…
Levanto la cabeza a Simons.
— Yo no he empezado ninguna pelea — Digo. Aunque en realidad piense que va siendo hora de acabar con la que tengo pendiente.
— Muy bien. — responde Simons. — He oído que hoy has estado acosando a una estudiante en el aparcamiento.
¿Acaso es culpa mía que el nuevo y brillante BMW de _____ Ellis haya estado a punto de arrollarme? Durante los tres últimos años, me las he arreglado para no cruzarme con esa ricachona. El año pasado oí que sacó un aprobado justo en su boletín de notas, pero bastó una llamada de sus padres al colegio para que se la subieran a sobresaliente.
Esa nota acabaría con sus posibilidades de entrar en una buena universidad.
Al diablo con todo eso. Si yo consiguiera un aprobado, mi madre me soltaría un golpe en el brazo, y me daría la tabarra para que estudiara más. Me he partido el lomo para sacar buenas notas, aunque la mayoría de las veces me hayan interrogado sobre el medio que he utilizado para conseguir las respuestas. Como si fuera un copión. No se trata de entrar en la universidad. Se trata de demostrar que yo… que puedo conseguirlo.
Los que viven en la zona sur son considerados más estúpidos que los que viven en la zona norte, pero eso tan sólo son tonterías. Lo que pasa es que no somos tan ricos, ni estamos tan obsesionados con las posesiones materiales. Tampoco con entrar en las universidades mas caras y prestigiosas del país. La mayoría del tiempo intentamos sobrevivir y siempre tenemos que cubrirnos las espaldas.
Puede que la decisión más dura que haya tenido _____ Ellis que tomar en su vida, sea elegir el restaurante donde va a cenar cada noche. La chica se vale del cuerpazo que tiene para manipular a todo el que se le acerca.
— ¿Te importaría contarme lo que sucedió en el aparcamiento? Me gustaría oír tu versión. — Dice Simons.
Eso no va a pasar. Hace tiempo que aprendí que mi versión no cuenta para nadie.
— Pues esta mañana… todo fue un malentendido. — Respondo.
____ Ellis no ha entendido que dos vehículos no caben en una única plaza de aparcamiento.
Simons sigue inmóvil frente a mí, se inclina sobre su mesa pulida e impecable.
— Procuremos que los malentendidos no se conviertan en una costumbre. ¿De acuerdo Bieber?
— Justin.
— ¿Cómo? — Pregunta frunciendo el ceño.
— Me llaman Justin. — matizo — No me gusta que me llamen por mi apellido.
Simons asiente con la cabeza.
— De acuerdo, Justin. Prepárate para tu siguiente clase. Te aseguro que veo todo lo que ocurre en este instituto, y seguiré todos tus movimientos. No quiero volver a verte en mi despacho. — Dice. Y justo cuando me levanto, me pone la mano en el hombro. — Sólo para que lo sepas, mi objetivo es que todos los alumnos de este instituto tengan éxito. Todos los alumnos, Justin. Incluido tú, de modo que ya puedes deshacerte de los prejuicios que tengas contra mí. ¿Me entiendes?
— Entiendo. — Digo, preguntándome al mismo tiempo si cree realmente lo que dice.
Al salir al pasillo me encuentro con una manada de alumnos que echan a correr hacia la siguiente clase. No tengo ni idea de a dónde se supone que tengo que ir, y todavía llevo el chándal.
Después de cambiarme en el vestuario, oigo por el altazo la canción que anuncia el comienzo de la sexta hora. Saco el horario del bolsillo trasero de los pantalones. Química con la señora Peterson. Genial. Otro hueso duro de roer.

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