El cielo es mi único límite♥.

Gracias por haber entrado
Espero que te guste todo lo que leas en este blog, porque es mi pequeño espacio. Iré publicando todas las novelas que escriba o adapte, y también iré creando posts parecidos a los de Tumblr.
{Belieber&Directioner} Si eres un hater, puedes volver por donde has venido, no creo que aquí haya nada que te interese.

miércoles, 4 de enero de 2012

Química Perfecta {2} «Adaptada»

~ Justin ~
—Levántate, Justin.
Tras fulminar a mi hermano pequeño con la mirada, escondo la cabeza bajo la almohada. Desde que comparto habitación con mis hermanos, de once y quince años, el único momento de intimidad del que dispongo es el poco que me proporciona la cabecera.
—Déjame en paz, Louis. —Le espeto a través de la almohada. -No me des el follón.
—No te estoy dando el follón. Mamá me ha dicho que te despierte para que no llegues tarde al instituto.
El último curso. Debería sentirme orgulloso de ser el primer miembro de la familia Bieber que terminará el instituto. Sin embargo, cuando eso ocurra, empezará una nueva época para mí. La universidad es sólo un sueño. Este último curso será como una fiesta de jubilación de un hombre de setenta y cinco años. Sabes que sirves para algo, pero todos esperan que te retires.
—Me he puesto ropa nueva. —Dice Louis en un tono de voz rebosante de orgullo, aunque me llegue algo apagado por culpa de la almohada. —Las nenas no podrán resistirse a este machote canadiense.
—Me alegro por ti. —Mascullo.
—Mamá ha dicho que te tire encima este jarro de agua si no te levantas.
¿Era mucho pedir algo de intimidad? Cojo la almohada y la lanzo al otro lado de la habitación. Impacta directamente contra Louis, que acaba empapado de agua.
—¡Imbécil! —Me grita —¡Es la única ropa nueva que tengo!
Oigo el ataque te risa a través de la puerta de la habitación. Charles, mi otro hermano, ríe como una hiena histérica hasta que Louis se abalanza sobre él. Me quedo observando la discusión que acaba convirtiéndose en una descontrolada pelea, en la que ambos se propinan patadas y puñetazos.
Son buenos luchadores, pienso con orgullo mientras los observo. Sin embargo, como el hombre mayor de la casa, mi deber es detener la pelea. Cojo a mi hermano Carlos por el cuello de la camisa, pero me tropiezo con la pierna de Louis, y los tres acabamos en el suelo.
Antes de poder levantarme, siento un chorro de agua congelada bajándome por la espalda. Me doy la vuelta y veo a mamá, vestida con su uniforme de trabajo, empapándonos con un cubo de agua suspendido sobre nuestras cabezas. Su sueldo no es nada del otro mundo, pero tampoco necesitamos mucho.
—Levantaos. —Exige con actitud desafiante.
—Mierda, mamá. —Susurra Charles poniéndose de pie.
Mi madre se empapa los dedos con el agua fría que queda en el cubo, y le salpica la cara a mi hermano Louis estalla en carcajadas y de repente recibe la misma reprimenda que Charles. ¿Aprenderán alguna vez?
—¿Algo más que añadir, Louis? —Pregunta ella.
—No mamá —Contesta mi hermano, enderezándose como un soldado.
—¿Y tú, Charles? ¿Se te ocurre alguna grosería más que soltar por esa boquita? —Pregunta sumergiendo la mano en el agua, como señal de advertencia.
—No, mamá. —Repite el soldado número dos.
—¿Y qué hay de ti, Justin? — Dice mirándome con los ojos entreabiertos.
—¿Qué? Yo intentaba separarles. —Contesto inocente con una sonrisa irresistible.
Ella me rocía la cara con agua. -Esto es por no haberlos separado antes. Ahora vístete, y vosotros también. ¡Y venid a desayunar antes de iros!
Y eso que le he dedicado mi sonrisa más irresistible…
—¡En el fondo nos adoras! —Grito mientras abandona la habitación.
Tras una ducha rápida, regreso a la habitación con una toalla atada a la cintura. Pillo a Louis con uno de mis pañuelos estilo bandana en la cabeza, y se me forma un nudo en el estómago. Se lo arranco y le advierto.
—No vuelvas a tocar esto, Louis.
—¿Por qué no? —Pregunta con ojos inocentes.
—No quiero que toques mis cosas, sobretodo si son de los American Blood.
—Me gustan el rojo y el negro.
Esto es lo último que necesito escuchar.
—Si vuelvo a pillarte con esto puesto, lucirás el negro y el morado, pero en tu cara. —Le advierto. —¿Lo has entendido, enano?
—Sí, entiendo -Contesta encogiéndose de hombros.
Me pregunto si realmente lo ha entendido al verlo marcharse de la habitación dando saltitos.
Me ato la bandana a la cabeza y bajo hacia la cocina. Mis hermano ya están hincándole el diente al desayuno cuando entro.
De malas maneras me siento en la mesa, aún algo molesto por haber visto a mi hermano con la bandana. Mamá me mira sin comprender bien mi comportamiento.
—Justin quiere aparentar que no es pobre. —Interviene Charles.— Pero todos verán a kilómetros que no eres más que un chico que vive en los barrios bajos de la zona sur.
—Cierra la boca. —Le aviso. —No quiero ser rico. Pero tampoco quiero quedarme sin nada durante toda mi vida.
—Eres un muerto de hambre. —Canturrea Charles provocándome otra vez.
Ya he tenido más que suficiente. La silla chirría contra el suelo cuando me pongo en pie. Mi hermano imita mis movimientos y se coloca frente a mí. Sabe que podría llevarse un buen golpe, pero es demasiado orgulloso.
—¡Charles, siéntate! —Le ordena mi madre.
—Todo el mundo lo sabe, Justin. —Insiste Charles.
Entrecierro los ojos, mirándole desafiante. Finalmente decido dejarle en paz, porque si tuviera que seguir mis impulsos, ahora mismo mi hermano estaría tendido en el suelo.
Me pongo la chaqueta negra de cuero, tengo que salir de aquí. Doy un beso a mi madre en la mejilla y me disculpo por haberle estropeado el desayuno.
En la cae veo a unos cuantos chicos con una bandana de los mismos colores que la mía y que me dirigen el saludo de los American Blood: se golpean el brazo izquierdo con la mano derecha, dos veces.
Antes de subirme a la moto les devuelvo el saludo, a pesar de que me consume la rabia por dentro. Si quieren a un tipo duro como miembro de su banda, lo van a tener. Me he metido tanto en el papel que represento, que a veces me sorprendo a mí mismo.
—Justin, espera -Me implora una voz que me resulta familiar.
Alice Tomlison, mi vecina y exnovia, se acerca corriendo a mí.
—Hola Alice. -Farfullo.
— ¿Qué tal si mi llevas al insti?
La minifalda negra deja al descubierto unas piernas increíbles, y la camiseta ajustada realza unos pechos pequeños pero preciosos. Hubo una vez en la que podría haber hecho cualquier cosa por ella, pero eso fue antes del verano pasado, cuando la pille en la cama con otro hombre. O en el coche… lo mismo da.
— Venga Justin, que no muerdo… a no ser que tú quieras que lo haga.
Alice es mi chica American Blood. Seamos o no pareja, debemos cubrirnos las espaldas. Es nuestro código.
—Sube — Digo
Alice se sube a la moto de un salto, y mientras me abraza con fuerza el torso, acaba colocándome las manos sobre los muslos. Sin embargo, no surge el efecto que espera. ¿Qué piensa? ¿Qué he olvidado todo lo que pasó? De ningún modo. Mi pasado define lo que soy en mi presente. Intento concentrarme en mi último año en Fairfield, en el aquí y ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario